Llevo seis años trabajando en función de la inclusión laboral, lo que me ha permitido ver más allá de lo que la ley exige; y es que la verdadera responsabilidad con las personas en situación de discapacidad no solo debe quedar en el papel, sino en lo profundo de nuestra sociedad.
Estoy convencida que generar un impacto o un cambio cultural no va solo en endurecer las leyes para que se tenga una mayor incorporación de personas que viven con alguna discapacidad en las organizaciones privadas o públicas – que si bien aporta mucho en la discusión y en visibilizar- sino que también ayudará a generar más esfuerzos desde las entidades para mejorar la sociedad, contribuyendo a un desarrollo para toda la población de nuestro país.
Es importante comprender que la transición de cualquier tipo de entidad hacia la sostenibilidad debe comenzar con un análisis de la situación actual. Entender el sentido de una organización hacia la comunidad y el entorno en donde está inmersa– en lo ecológico como también en lo social – lograr comprender el contexto de lo que hoy significa tener una discapacidad y la evolución que esta ha tenido a lo largo de los años. Darse cuenta que hay un porcentaje no menor que hasta el día de hoy tiene mayores dificultades para lograr acceder a temas básicos como una matrícula en algún colegio o un título universitario, y esto ocurre principalmente porque no existe un compromiso con la accesibilidad, impidiendo al 20% de la población con discapacidad ser más autónomo.
Obtener un impacto positivo y un crecimiento desde la sostenibilidad significa que debemos lograr una forma de estructurar la organización, lo que implica la utilización de ciertos recursos, herramientas e instrumentos de gestión internos, como por ejemplo, diagnósticos culturales y de accesibilidad para intervenir en aquello pudiendo asegurar el derecho a la igualdad de oportunidades y la inclusión social de los niños, niñas, adolescentes y adultos que pocas veces se logra con eficiencia.
Finalmente, es imperativo que como agentes de cambio lideremos, guiemos y nos adelantemos a este proceso para que de manera ética, y en conjunto a un trabajo decente, se logre un impacto más positivo, creando estrategias e intervenciones entendiendo lo que es una verdadera inclusión.
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