El gobierno australiano es uno de los pocos que rechaza y les niega la visa a personas que tengan algún tipo de discapacidad, incluso si se trata de un niño nacido en el país. Esta legislación discriminatoria tiene raíces profundas que datan de 1901, ignorando incluso avances modernos en derechos y políticas antidiscriminatorias.
Australia es de los países que se jacta de ser multicultural, velando por los derechos no solo de quienes nacieron ahí, sino también de quienes migran a dichas tierras, sin embargo, si vives en situación de discapacidad, esto cambia radicalmente.
La ley es muy estricta respecto a inmigrantes que tengan alguna discapacidad o incluso si es una persona ya radicada en el país y/o que haya formado familia: no podrán establecerse en Australia.
En la normativa se explica que el costo del tratamiento, medicamentos y/o cuidados superan los 86 mil dólares australianos – poco más de 52 millones de pesos chilenos- la visa será negada automáticamente, si se busca radicarse en la zona, y en los casos de quienes ya viven ahí, serán expulsados.
Al respecto, Jan Gothard, abogada especialista en inmigración e inclusión manifestó en BBC, que “Seguimos tratando a las personas con discapacidad del mismo modo que en 1901 y pensamos que no son personas bienvenidas en Australia”.
Varios grupos activistas se sintieron esperanzados luego de que el gobierno anunciara un aumento presupuestario para estos casos, pero no existen políticas antidiscriminatorias que puedan “suavizar” la normativa de migración, ya que si eres extranjero y el Estado te considera un gasto, no te otorgará la visa de residencia, ni siquiera si se tiene un seguro médico o los recursos para pagar el propio tratamiento.
Al respecto, se hizo un llamado a las autoridadesa a revisar las leyes – no solo de migración- para medir el costo de apoyos en educación, ya que se estaría discriminando a las familias con niñas, niños y/u adolescentes que tengan condiciones como el TDAH, Síndrome de Down, Autismo, por nombrar algunos.
Aunque el gobierno australiano aseguró que el 99% de quienes solicitaron la visa cumplen con el presupuesto y requisitos de salud, entre los años 2021 y 2022, los datos señalan que casi 2 mil personas no pudieron ingresar al país por causa de discapacidad o enfermedad.
Niños a la deriva: los casos de Luca y Darcy
El medio de comunicación inglés dio a conocer las historias de Luca y Darcy, dos niños nacidos en Australia que se sabe si permanecerán mucho más tiempo en el país, debido al alto coste médico que representan sus enfermedades.
Luca nació en 2022 en un hospital de Perth con un complejo diagnóstico: fibrosis quística. Tras más de ocho años con su hogar en Australia, la vida de su madre Laura Currie y su padre Dante cambió radicalmente. Hoy, no saben si podrán seguir viviendo en el país, luego de que el gobierno les pusiera fin a sus visas y les comunicara que no podrían quedarse de forma permanente.
“Lloré durante una semana. Lo siento muchísimo por Luca. Es un niño indefenso de dos años y medio que no merece ser discriminado de esa manera”, manifestó Laura, quien vive días de angustia no sólo por la enfermedad de su hijo, sino que también por su situación inmigrante.
El caso de Darcy no es distinto. Su madre, la británica Claire Day, lleva más de 21 años trabajando como agente de la Policía Metropolitana de Londres y bajo la intensa campaña de reclutamiento de las fuerzas policiales australianas, esta mujer cumple con todos los requisitos para emigrar a Oceanía y conseguir un puesto de trabajo más atractivo, y de paso, una mejor vida para su hija.
Sin embargo, y a pesar de realizar todo el papeleo y comunicarle a sus superiores su decisión, desde Australia recibió la mala noticia que, debido a que la pequeña de 10 años tiene síndrome de Down, sus posibilidades de que le concedan un visado es prácticamente nulo.
Su hija menor, Darcy, de casi 10 años, tiene síndrome de Down. Los expertos en inmigración le han dicho que, por eso, tiene pocas posibilidades de que le concedan un visado.
“Había apostado por un estilo de vida distinto. Quiero un entorno mejor para que crezcan mis niños”, se lamenta con angustia Claire, quien representa a las cientos de madres que no se les permite el ingreso a Australia por tener un hijo con discapacidad.
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