Una investigación realizada por la Fundación Luz reveló preocupantes cifras, donde el 74% de las personas con discapacidad visual que trabajan ganan menos de 300 mil pesos, siendo muchos de estos trabajos sin contrato o como ambulantes. Además, la brecha se acentúa aún más en mujeres y en sectores socioeconómicos más bajos.
Desde el 1 de agosto de este año, el sueldo mínimo en Chile es de 400 mil pesos, sin embargo, existe una población de ciudadanos que viven con menos de ello. Se trata del 74% de Personas en Situación de Discapacidad Visual que se encuentra trabajando.
La cifra es el resultado de una investigación realizada por Fundación Luz, la cuál quiso conocer el actual panorama laboral de las personas que presentan dicha discapacidad, lo que fue comparado con el total de trabajadoras y trabajadores del país, donde el 50% gana menos del sueldo mínimo.
María Albornoz, directora social de la fundación, declaró a El Mostrador que “esta es la primera vez que hacemos este estudio como fundación, lo hicimos porque al implementar la ley de inclusión laboral teníamos que saber la situación laboral de la personas con discapacidad visual específicamente y la situación es alarmante”.
Desde la implementación de la Ley 21.015, sobre inclusión laboral, a la fecha deberían haberse hecho 60 mil inserciones de Personas en Situación de Discapacidad (PESD) en más de 7 mil empresas, sin embargo, solo entre 2 y 3 mil de ellas cumplen con la normativa.
Mujeres ganan menos
Otro dato arrojado por la investigación es que existe una brecha de género respecto a los sueldos. 79% de las mujeres ganan menos de 300 mil pesos en comparación a los hombres, cifra que alcanza el 66%.
Para Albornoz, otro de los factores preponderante ante los bajos sueldos, es el nivel educacional de las y los postulantes. “Se observa diferencia en el ingreso de las personas que trabajan en relación con su nivel educativo, sólo el 3% de las personas con educación básica incompleta gana más de $300.000, a diferencia del 57% de las personas con educación superior que reciben un sueldo de mayor a $300.000. A medida que aumenta el nivel educativo, aumentan las personas dentro de cada nivel que tienen salarios superiores a $300.000”.
A partir de los resultados del estudio se llegó a varias reflexiones, pero una de las máximas es que la inclusión laboral “no depende sólo de las empresas”.
“Aquí hay una gran responsabilidad de la educación: hay que reforzar los programas de integración en los colegios, para que los jóvenes terminen su cuarto medio y tengan la opción de entrar a la educación superior”, dijo Albornoz.
“Ahí entramos en otro desafío. Las universidades y CFT, tienen que abrir sus puertas a la discapacidad, tenemos que formar profesionales con discapacidad, es la única forma de que puedan optar a mejores puestos de trabajo, a que haya una verdadera igualdad de oportunidades, salarios, etc… nos falta mucho aún”, sostuvo.
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